
La alcaldesa luce un elegante traje dieciochesco inspirado en los grabados de la segunda mitad del siglo XVIII, una elección que refleja la rica historia de nuestra región. El conjunto, en un hermoso tono turquesa, es una obra maestra de la indumentaria tradicional.
El atuendo se compone de varias capas, comenzando con unas medias de lana y zapatos negros como base. Sobre esto, lleva un enagua de algodón y un refajo de lana, que dan volumen y estructura al vestido. La pieza central es una falda de seda turquesa, que cae con elegancia.
El torso está cubierto por un justillo envarillado de seda brocada, también en turquesa, que realza la figura. La parte superior se completa con una camisa de hilo, adornada con delicadas puntillas de Valenciennes en los puños y el cuello.
Como toque final, lleva una bobina de tul que enmarca su rostro con gracia. Las joyas escogidas son unos pendientes de aro típicos de finales del siglo XVIII, y en el cuello, como símbolo personal de devoción, luce una virgen de su propiedad.
Este traje no solo es una muestra de la moda histórica aragonesa, sino también un tributo a nuestras tradiciones y a la artesanía local. Natalia Chueca , con este atuendo, encarna la esencia de nuestras fiestas, combinando la elegancia del pasado con el orgullo del presente.